El que Juan Clavero salte como un resorte eludiendo el debate de fondo y justificándose de su pasado esclarece mucho el panorama político local. Vivo en el Puerto desde que nací y desde casi que nací, me han preocupado y me he sentido comprometido con los problemas de mi ciudad y de mis conciudadanos, tanto cuando estuve en primera línea del protagonismo político, como ahora que ejerzo de ciudadano activo.
Por eso no me gustan los derroteros políticos que está tomando El Puerto que me recuerdan a otras épocas que, precisamente, acabaron dándole la alcaldía a Hernán Díaz, de ahí el provocar una reflexión política, crítica con los agentes actuales, monopolizadores del debate político de nuestra ciudad e invitar a participar a todo el mundo.
Por ello para mi la persona de Juan Clavero Salvador no me ocupa ni me preocupa en absoluto, es más, me parece un ser inocuo. Lo que si es preocupante es que ocultándose en unas siglas ecologistas muy encomiables, las utilice para destilar odio, envidia y frustraciones contra todo lo que se menea.
De siempre, he separado las posiciones políticas de las relaciones personales, pero todo el que está en la vida pública debe saber que está sujeto a las criticas de los ciudadanos. Como demócrata, las criticas políticas y el querer saber la verdad de lo que ocurre, no es atacar, como tampoco el reconocerle al adversario sus éxitos es defenderlos. Eso que quede claro Sr. Clavero.
Pero hay algo que no debemos olvidar y si analizar, que por muy revolucionario que se sea, no se puede nadar contra corriente, y usted y algunos más lleváis decenas de años atacando a todos los gobiernos locales (y en alguno participé yo) y me pregunto que algo se habrá hecho bien, o no Sr. Clavero. Y después de tantos ataques, el pueblo, que sigue siendo soberano, en las urnas le da la razón. A no ser que diga como el iluminado de Córdoba, el pueblo es tonto porque no me vota.
Señor Clavero, de todos los colectivos políticos, sociales, asociaciones y personas en general de El Puerto incluyendolo a usted, no hay nadie, le repito, nadie, que le haya hecho críticas políticas al alcalde más fuerte que yo. Vaya a la hemeroteca de este periódico y las verás.
Pero no me quiero desviar ni que usted me desvíe de lo que interesa. Ya tendremos tiempo para debatir públicamente (vamos, si usted no tiene incoveniente) sobre lo de perro de presa, la huerta de Benamahoma, los árboles de allí y de aquí, sobre los Toruños, colonias de camaleones de El Puerto y también de Puerto Real; Juan Clavero. Sobre mi pasado político, y sobre los que defienden la legalidad no se preocupe que hablaremos de todo. Observará que no meto a nadie en este debate, ni a su esposa.
Pero ahora de lo que se trata es que le explique a la ciudadanía en general, en aquella situación urbanística estaba su casa en abril de 1988 y en la que estaba en Febrero en 1995, fecha en la que inscribió en el Registro de la Propiedad. Mire usted que fácil. Sino lo hace usted, lo haría yo y más gente, no lo dude. A mi en concreto me hubiese encantado saber, ya sin tener que esperar a otro capítulo, todas las miserias que algunos intentan esconder y que a la larga aparecen como fantasmas del pasado.
Publicado en Diario de Cádiz. 5 de junio de 2006.