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Encuentro de Arte y la Cultura con los Pueblos de España. Año 1977.

Este cuadro de Pablo Picasso de 1961: ‘El baile o danza de la juventud’ inspiró a la organización, el Partido Comunista de España, para ser la imagen y anunciar el ‘Encuentro de Arte y la Cultura con los Pueblos de España’ en la Plaza de Toros de El Puerto el 5 de agosto de 1977. Fue uno de los primeros y más multitudinarios conciertos que se celebraron durante la llamada Transición, en el que participaron diferentes artistas y creadores de diferentes nacionalidades y estilos. Una plaza de toros a rebosar, donde la solidaridad inspirada en el cartel, hizo de El Puerto el centro del hambre de cambio de aquellos días. De hace 34 años.

En el cartel anunciador se veían a artistas de la talla de Gente del Pueblo, Victor Manuel, Ricardo Cantalapiedra, Manuel Gerena, Patricio Castillo, Taburiente, Ovidi Montllor, Rafael Cañizares, Elisa Serna, Adolfo Celdrán, Isabel Parra, Tita Parra, Teddy Bautista –-antes de crear el denostado entramado recaudador de la Sociedad General de Autores–, Coz, Quintin Cabrera y Ana Belén. /Teddy Bautista, en una imagen de aquella época.

Rememora uno de sus organizadores, Miguel Marroquín: «Grandes recuerdos me trae este cartel, no solo fui coparticipe en su organización (PCE), sino que fui quien lo imprimió. Fue un éxito del pueblo para el pueblo. Efectivamente, grandes recuerdos me trae, pero más recuerdos de mis camaradas; Jose Gutierrez Ponce, (Pepito Alberti), Carmelo Ciria Pino, Joaquin Gonzalez Fuentes, (administrador honesto donde los haya) etc. Recuerdos donde la ilusión superaba al deseo, donde la abnegación era antes que la ambición, cuando la camaradería era antes que el interés personal y los intereses partidistas y de clanes. Pero llegó la fiera injusticia y acabó con las ilusiones del pueblo.

Era un época donde casi nadie quería ser capitán, todos querían ser soldados, eso sí, soldados pero en la primera línea de salida para cuando llegara tiempos mejores, y llegaron esos tiempos, y dándose codazos se situaron en el escalafón. Pero la historia es implacable y a cada uno lo coloca en su lugar y en este y en otros casos la historia sale con fuerza y le reconoce a Pepito, Carmelo, Joaquin, etc., como los organizadores del evento. Pero sabemos, o deberíamos saber, que nadie por si solo, está en condiciones de organizar nada si no cuenta con una organización política con el empuje que tenia el PC. esto fue posible al conjunto de los 448 camaradas trabajaran para que todo saliera bien; Servicio de bar, taquilleros, porteros, servicio de seguridad; decían los izquierdistas: «¡¡Para que queremos policías si ya tenemos al PC!!». Hombres y mujeres trabajando desinteresadamente para la libertad, la cultura para el pueblo. /En la imagen, Miguel Marroquín en la actualidad.

No fue fácil montar el acto, costó sacrificio, tiempo y también incomprensiones, pero como todas las cosas de la vida, los triunfos tienen muchos padres, pero lo importante es, que los que lo hacen saben cuantos padres tiene estos actos. Ya he comentado en otras ocasiones que, Pepito Alberti ha sido el iniciador de todos y cuantos actos culturales importantes se han celebrado en El Puerto, ha sido la cabeza pensante de todos ellos, pero sin el concurso de los casi quinientos militantes hubiese sido imposible celebrarlos.

Hay que destacar el apoyo y solidaridad de Manuel Gerena y Manolo Luque (representante), sin su ayuda hubiera sido casi imposible aglutinar a tantos artistas y además, cobrando solo y cada uno de ellos 40.000 pesetas brutas, que el camarada Joaquín, responsable de finanzas, liquidó en el momento. Detalles que no se publicitan pero que están en la memoria de muchos».

Francisco Rabal, Cristina Almeida, Claudia Gravi, Ana Belén, Víctor Diez Cardiel y Juan Diego, puño en alto durante un mitin del PCE en 1977.

Y Fernando Lucini: «Recuerdo que fue una auténtica fiesta de solidaridad en la que en todo momento estuvo presente el simbolismo expresado por Picasso en su dibujo. A veces añoro encuentros musicales y fiestas solidarias como aquellas. La música y la canción nos unía y, sobre todo –pese a ‘la calor’– nos hacía sentirnos fuertes y soñadores».

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«PDOT» y Doña Blanca

Hace 30 años que el sevillano-porteño D. Diego Ruiz Mata; catedrático de arqueología, que con su esfuerzo, inteligencia y tesón supo poner al día los potenciales culturales y turísticos del Yacimiento de Doña Blanca como fuente de riqueza, creación de puestos de trabajo y darle contenido a la Sierra de San Cristobal, que en la época se denominó; «Cornisa Norte», para ampliar el concepto de turismo de Sol y Playa por el de: Turismo de Sol, Playa, Gastronomía, Cultural, Deporte y Ocio.

Diego Ruiz Mata, no tuvo inconveniente en dejar la Universidad Complutense de Madrid por la de Cádiz para estar más cerca de su obra. Incomprendido por  algunos políticos ineptos, incultos y envidiosos que no pararon en ponerle zancadillas para que su proyecto no saliera adelante. Afortunadamente, estos políticos dejaron de serlo y el proyecto sigue siendo eso; un proyecto.

La Corporación Municipal de la legislatura 1.987-1.991 y a iniciativa del Patronato de Turismo, mandó la elaboración del Plan Director de Ordenación Turística (PDOT), donde recogía la actuación turístico-cultural de la llamada Cornisa Norte, que entre otras actuaciones y respetando el medio ambiente, consistía en desarrollar armónicamente  la Sierra de San Cristobal, ya de por sí atractiva con el contenido existente del Casino Bahía de Cádiz y el Parque Acuático.

Para ello y siempre contando con los técnicos e industriales del sector y bajo la dirección desinteresada de Ruiz Mata, se  elaboró la maqueta donde recogía las siguientes actuaciones:

  1. Puesta en valor del propio yacimiento, donde se puede ver el origen del urbanismo y explicar las técnicas de navegación marítima y comercial y donde se asentaron los primeros turistas propiamente dicho.
  2. En la parte más oriental de la Sierra, (donde se encuentra el punto más alto de la misma) en el agujero ocasionado por la extracción de áridos; se crearía el Museo viviente donde se explicaría y se vería como se elaboraba el vino, el aceite, la orfebrería, etc. En las terrazas dejadas al efecto; iría jardines, arboledas y un paseo para poder pasear y observar como era la Bahía en la antigüedad. Asimismo, el restaurante «Mirador de la Bahía» acristalado para tener una visión más amplia del dicho Museo.
  3. En la Cueva de la Luz Divina o catedral, (que inconscientemente  fue obra de la mano del hombre) hay espacio suficiente para; las artes escénicas, sala de exposiciones, pasarelas de modas, palacio de congreso, etc, etc,
  4. La necrópolis  con dos millones de M2, hacerla transitable con paseos, sendas, arroyos, lugares de recreo y descanso; con su Apogeo y enterramientos.
  5. En uno de los agujeros existente hacer el Acuario Submarino, donde se vería todas las especies marinas a través de una burbuja. en otro de los agujeros; una pista de Motocros, con la ambición de convertirla en pista de campeonato mundial.
  6. En los terrenos del IARA, (Doña Blanca) tierra árida por su contenido salino, estaba previsto; un Hipódromo y Campo de Golf y Hotel. Tanto para este proyecto como para el Acuario había promotores y había conversaciones  con Cesar Manrique y su grupo inversor para la Cueva de la Luz Divina.

Todo se paralizó cuando cambió la Corporación, otro día se hablara del porqué y el como de esta paralización.

Más información de Doña Blanca, pulsando aquí.

1 de Junio de 2011

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Las Ruinas de Palmira (III). El Debate.

He plasmado estos pasajes del  libro (Las Ruinas de Palmira), por su interés histórico y porque así se puede entender los males que aquejan a la sociedad actual. El debate tan simple, pero tan contundente que se refleja, nos demuestra que la demagogia y el eufemismo imperante, han desplazado al sentido común para mantener unos privilegios que son de todos. Algunos dirán que, esto está caduco o es viejo, la respuesta es simple: Más viejo es el aire y lo necesitamos todavía para vivir.  Una persona puede vivir 8/10 días sin beber, 40 días (como Ganhdi) sin comer, pero es imposible que se lleve 3 minutos sin respirar. Luego entonces si cada cual aspira el aire que necesita, ¿Porqué no cogemos lo imprescindible para la vida al igual que el resto de los animales?

A modo de ilustración

El Valor y el Precio de las cosas:  Dos hombres en un lugar desierto; uno se dedica a cuidar su huerta, el otro a sacar oro de la mina. Cuando el hambre acucia al minero va  a la huerta a comprar patatas; te doy un kilo de oro por un saco de patatas, le dice el minero al hortelano. El hortelano no le quiere vender, y a los tres días vuelve el minero con un saco de oro por medio saco de patatas, el hortelano sigue negando. Y a la semana, va el minero con las escrituras de la mina por tan solo un plato de patatas. El precio lo puso el minero, el valor el hortelano.  

… Pues bien; anticipemos los futuros tiempos; descubramos a la virtud el siglo asombroso que está pronto  a nacer, a fin de que a vista del objeto que desea, se reanime con un nuevo ardor y redoble los esfuerzos que debe hacer para lograrla.

EL NUEVO SIGLO

Apenas hubo proferido estas palabras, se oyó del lado de Occidente un ruido muy grande, y volviendo hacía él la vista, percibí a la extremidad del Mediterráneo, en el dominio de una de las naciones de Europa, un movimiento prodigioso, y tal como el que se ve en medio de una vasta ciudad, cuando se manifiesta en todas sus partes una sedición violenta, y el pueblo innumerable se agita y difunde, cual las olas de un mar embravecido, por las calles y las plazas públicas. Heridos al propio tiempo mis oídos por los gritos que llegaban hasta el cielo, distinguí a intervalos las siguiente frases.

¿Qué prodigio nuevo es este? ¿Qué plaga cruel y desconocida es esta? Somos una nación numerosa, ¡y parece que no tenemos brazos! Poseemos un suelo fertilísimo, ¿y carecemos de producciones! Somos activos y laboriosos, ¡y vivimos en la indigencia! Pagamos enormes tributos, ¡y nos dicen que no son suficientes! Estamos en paz con las naciones vecinas, ¡y nuestros bienes no están seguros entre nosotros mismos! ¿Cual es, pues, el enemigo oculto que nos devora?

Y algunas voces salidas del medio de la multitud respondieron: Levantad un estandarte distinto en torno del cual se reúnan todos los que por medio de útiles trabajos mantienen y conservan la sociedad, y entonces conoceréis el enemigo que os devora.

Levantado, en efecto, el estandarte, se halló esta nación repentinamente dividida en dos cuerpos desiguales, y de aspecto que formaba contraste: El uno, innumerable y casi total, ofrecía en la pobreza general de los vestidos y en los rostros morenos y descarnados, los indicios de miseria y del trabajo; el otro, grupo pequeñísimo, fracción imperceptible, presentaba en la riqueza de sus vestidos cargados de oro y plata y en la lozanía de sus rostros los síntomas de la holgazanería y la abundancia.

Y considerando a estos hombres con mayor atención, reconocí que el gran cuerpo estaba compuesto de labradores, de artesanos, de mercaderes y de todas las profesiones útiles a la sociedad, y que en el pequeño grupo sólo se encontraban curas y ministros del culto de todas jerarquías, empleados del fisco y de otras varias clases, con uniformes, libreas y otros distintivos; en fin, agentes religiosos, civiles o militares del gobierno.

Y hallándose estos dos grupos frente a frente, y mirándose con admiración, observé que de una parte nacía la cólera y la indignación, y de la otra una especie de terror; y el gran grupo dijo al más pequeño: ¿Porqué estáis separados de nosotros? ¿No sois una parte de nosotros mismos? No, respondió el grupo pequeñísimo, vosotros sois el pueblo; nosotros somos una clase distinguida, que tenemos nuestras leyes, usos y nuestros derechos particulares.

El pueblo:

¿Y de qué trabajo vivís en nuestra sociedad?

La clase privilegiada: 

Nosotros no hemos nacido para trabajar.

El pueblo:

¿Como habéis adquirido tanta riqueza?

La clase privilegiada:

Tomando el cuidado de gobernaros.

El pueblo:

¿Qué decís? Nosotros nos fatigamos, ¡y vosotros gozáis! Nosotros producimos, ¡y vosotros disipáis! Las riquezas provienen de nosotros, pero vosotros las absorbéis. ¿Y a esto llamáis gobernar? ¡Clase, privilegiada, cuerpo distinto que no sois el pueblo, formad vuestra nación separada y veremos cómo subsistiréis! Entonces el grupo pequeñísimo, deliberando sobre este nuevo incidente, algunos hombres justos y generosos dijeron: «Es preciso reunirnos al pueblo y participar de sus cargas y ocupaciones, porque son hombres como nosotros, y nuestras riquezas provienen de ellos.» Pero otros dijeron con orgullo: «Que sería una vergüenza el confundirse con la multitud, porque está hecha para servirnos. ¿NO somos nosotros de origen noble y puro de los conquistadores de este imperio? Recordémosles a esta multitud nuestros derechos y su origen».

Los nobles:

¡Pueblo! ¿Os olvidáis que nuestros antepasados han conquistado este país, y que si vuestro origen ha obtenido su salvación fue con la condición de servirnos? Ved, pues, nuestro contrato social; ved el gobierno constituido por el uso y prescrito por el transcurso del tiempo.

El pueblo:

¡Origen puro de los conquistadores!, manifestadnos vuestra genealogía, y entonces veremos si lo que en un individuo es robo y rapiña, viene ser virtud en una nación

Y al instante se oyeron voces en diferentes punto, que llamaban por sus nombres una multitud de nobles, y citando su origen y sus parientes, nombraban a sus abuelos, bisabuelos y a sus mismos padres, que habían nacido mercaderes, artesanos, y después de haberse enriquecido sin detenerse n los medios, habían comprado a peso de oro su nobleza. ¡Mirad, decían, mirad estos hombres de fortuna, que no reconocen sus parientes! ¡Mirad estos reclutas plebeyos que se creen ilustres veteranos! Lo que causó rumor y risa. Para impedirla, algunos hombres astutos gritaron y dijeron: ¡Pueblo bondadoso y fiel, reconoced la autoridad legitima: el rey lo quiere y la ley lo ordena!

El pueblo:

Muy bien; pero decidnos qué significa legitima si no intima a la ley, escrita en ella; ahora, si los reyes solos hacen la ley, ellos también se hacen legítimos. ¡Amigos de los reyes! decidles que el solo legítimo es el gobierno justo; porque el pueblo es el número mayor que en la balanza pesa más que el pequeño. Oprimir al pueblo, engañarlo, aquí es la usurpación.

Y a esto dijeron los militares privilegiados: «La multitud no sabe obedecer sino a la fuerza; es menester reprimirla. ¡Soldados, castigad este pueblo rebelde!»

El pueblo:

¡Soldados! Vosotros sois nuestra propia sangre. ¿Seréis capaces de ofender a vuestros parientes y hermanos? Si el pueblo perece, ¿Quien mantendrá el ejercito? Y los soldados, bajando las armas, dijeron: «También nosotros somos pueblo; mostradnos el enemigo» Al ver esto manifestaron los privilegiados eclesiásticos que ya no quedaba sino un recurso, cual era el de aprovecharse de la superstición del pueblo y espantarle con el nombre de Dios y de la religión.

El pueblo:

Mostradnos vuestros poderes celestiales.

Los sacerdotes:

Es menester tener fe; la razón descamina.

El pueblo:

¡Gobernáis sin raciocinio!

Los sacerdotes:

Dios quiere la paz; la religión prescribe la obediencia.

El pueblo:

La paz supone la justicia; la obediencia quiere la convicción de nuestras obligaciones.

Los sacerdotes:

No estamos en este miserable mundo sino para sufrir.

El pueblo:

Pues dadnos el ejemplo.

Los sacerdotes:

¿Viviréis sin Dios y sin reyes?

El pueblo:

Queremos vivir sin tiranos.

Los sacerdotes:

Necesitáis de mediadores.

El pueblo:

¡Mediadores cerca Dios y de los reyes, cortesanos y sacerdotes!, gracias; vuestros servicios son demasiados dispendiosos, y nosotros trataremos directamente nuestros negocios.

Entonces el grupo pequeñísimo dijo: Todo está perdido; la multitud se halla ilustrada.

Y el pueblo respondió: «Todo está salvado, porque hallándonos ilustrados, no abusaremos de nuestra fuerza ni pretenderemos más que nuestros derechos. Teníamos resentimientos, pero los olvidamos; éramos esclavos; podíamos mandar, y solo queremos ser libres, y la libertad no es sino la justicia»

(Pero la codicia sigue. La avaricia inventó la globalización que ha nucleado en menos manos la riqueza mundial y ha sembrado al mundo de más pobreza y miseria)

6 de mayo de 2.011

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De las Ruinas de Palmira (II)

… Aquí pudo empezar la explotación del hombre por el hombre.

Origen de los males de las sociedades.

En efecto: así que los hombres pudieron desenvolver sus facultades, enajenados por el atractivo de los objetos que halagan los sentidos, se entregaron a los deseos más desenfrenados. No les bastó ya la medida de las dulces sensaciones que la Naturaleza había ligado a sus verdaderas necesidades para hacerles apreciar su existencia: no contentos con los bienes que le ofrecía la tierra, o que producía su industria, quisieron acumular goces sobre goces y codiciaron los que poseían sus semejantes. Y un hombre fuerte se levantó contra otro débil para arrebatarle el fruto de sus fatigas; y el débil convocó a otro débil para resistir a la violencia; y dos fuertes se dijeron: » ¿A qué fatigar nuestros brazos para producir los regalos que se encuentran en poder de los débiles? Unámonos y despojémosles; ellos trabajaran por nosotros, y nosotros gozaremos de sus trabajos». Y los fuertes, habiéndose asociado para la opresión, como los débiles para la resistencia, se atormentaron los hombres recíprocamente, y se estableció sobre la tierra una discordia general y funesta, en la cual, reproduciéndose las pasiones bajo mil formas diversas, no se han cesado de formar un encadenamiento sucesivo de calamidades.

Así que ese mismo amor propio, que, moderado y prudente, era un principio de felicidad y de perfección, convertido en ciego y desordenado, se transformó en veneno corruptor; y la codicia, hija y compañera de la ignorancia, se ha hecho la causa de todos los males que han desolado la tierra.

Sí, sí: la ignorancia y la codicia; he aquí el doble origen de todos los tormentos de la vida del hombre. En ellas consiste que se haya formado ideas falsas de la felicidad y desconocido o quebrantado las leyes de la Naturaleza en sus relaciones con los objetos exteriores, y que perjudicando a su existencia, haya violado la moral individual: en ellas consiste que, cerrando su corazón a toda compasión y a su espíritu a la equidad, haya vejado y afligido a su semejante y violado la moral de la sociedad. Por la ignorancia y la codicia ha tomado el hombre las armas contra el hombre, la familia contra la familia, la tribu contra la tribu, y la tierra se ha vuelto un teatro sangriento de discordia y latrocinio: por la ignorancia y la codicia, fermentando una secreta guerra en el seno de cada Estado, se han desunido entre sí los ciudadanos; y una misma sociedad se ha dividido en opresores y oprimidos, en dueños y en esclavos; por ellas, unas veces insolentes y atrevidos, los jefes de una nación han forjado las cadenas de su mismo seno, y la codicia mercenaria ha fundado el despotismo político; otras veces, hipócritas y astutos, han hecho bajar del cielo poderes mentirosos y un yugo sacrílego; la crédula avaricia ha fundado el despotismo religioso; por ellas, en fin, se han desnaturalizados las ideas del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, de la virtud y del vicio; y las naciones se han extraviados en un caos de errores y de calamidades. ¡La codicia del hombre y su ignorancia…! He aquí los genios malignos que han perdido la tierra; he aquí los decretos del acaso, que han derrocado los imperios; he aquí los anatemas celestiales que ha destruido estos muros en otro tiempo tan gloriosos, y convertido el esplendor de una ciudad populosa en una soledad de luto y de ruinas. Pero supuesto que fue del seno del hombre de donde salieron todos los males que le han despedazado, en él fue donde se debió encontrar los remedios. y en él es donde deben buscarse.

5 mayo 2011

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Las ruinas de Palmira

Se dice que somos la consecuencia de nuestras lecturas.

Desde muy pequeño mi afición era la lectura, en aquella infancia la lectura estaba limitada en lo económico y censurada en lo político, pero con todo y eso, hubo personas que jugándosela, amnistió algunos libros de la quema y destrucción. Algunos libros amnistiados cayeron en mis manos, vorazmente los leía y después analizaba la lectura con el mantenedor. Uno de estos libros era Ruina de Palmira, y hoy, ojeando veo el extraordinario trabajo de su autor.

Constantino Francisco Chasseboeuf, más conocido con el nombre Conde Volney, nació en 1.757, y este libro vio la luz 1.791. En esta época no existía ni el marxismo, el comunismo, el fascismo y ni tan siquiera el capitalismo, y ya  estudiaba en origen de las cosas.

La vida del autor estuvo constantemente arreglada por esta ley natural:

Toda sabiduría, toda perfección, toda filosofía consiste en la practica de estos axiomas, fundados en nuestra propia organización: Consérvate, instruyete, instruye a los demás, modérate, vive para tus semejantes, a fin de que ellos vivan pata ti.

Principios de las sociedades.

Los primeros hombres, errantes en los bosques y en las orillas de los ríos, empleados en la caza y en la pesca, rodeados de riesgos, asaltados de enemigos, atormentados por el hambre y los reptiles y acosados por las bestias feroces, debieron sentir su debilidad individual; y movidos de una necesidad común de seguridad y de sentimiento recíproco de los mismos males, reunieron sus medios y sus fuerzas, y cuando uno corrió peligro, muchos le ayudaron y socorrieron; cuando careció de subsistencia, otro le dio una parte de la suya; y de este modo los hombres de asociaron para asegura su existencia, aumentar sus facultades, proteger sus goces, y el amor de sí mismo fue el principio de la sociedad.

Instruidos después por la prueba repetida de diversos accidentes, por la fatiga de una vida vagabunda, por las inquietudes de frecuentes hambres, entraron los hombres en cuenta consigo mismo y se dijeron: ¿Por qué hemos de emplear nuestros días en buscar frutos esparcidos sobre   una tierra estéril? ¿Por qué aniquilarnos persiguiendo brutos que suelen escapársenos en los bosques y los ríos? ¿Por qué no reunir, bajo nuestra mano, los animales que nos sustentan? ¿Por qué no aplicar nuestros cuidados a su multiplicación y defensa? Nos alimentaremos entonces con sus productos; nos vestiremos con sus despojos y viviremos exentos de las fatigas del día y de los cuidados de lo futuro.

Y ayudándose unos a otros, cogieron el cabrito ligero, la oveja tímida, el camello paciente, el toro indómito, el caballo fogoso, y, celebrando su industria, descansaron con alegría y comenzaron a gozar del reposo y de las comodidades; y el amor de si mismo, principio de todo raciocinio fue el motor de todas las artes y todos los placeres.

Ruinas de Palmira (Siria).

Así que los hombres pudieron pasar los días entregados al reposo y comunicándose  sus ideas, dirigieron sobre la tierra, sobre los cielos y sobre su propia existencia las miradas de su curiosidad y de su reflexión; observaron el curso de las estaciones, la acción de los elementos, las propiedades de los frutos y las plantas, y aplicaron su espíritu a multiplicar sus medios de gozar. Habiendo observado en algunas comarcas que ciertas semillas contenían en pequeño volumen una substancia a todas partes, imitaron el procedimiento de la Naturaleza: esparcieron sobre la tierra el trigo, la cebada y el arroz, que fructificaron a medida de sus esperanzas; y habiendo encontrado el medio de obtener en un pequeño espacio y sin mudar de sitio infinitas provisiones, construyeron casas estables y formaron aldeas y ciudades, se reunieron en pueblos y más adelante en naciones numerosas; y el amor de si mismo produjo todo el desarrollo del ingenio y del poder.

De este modo, y con el único auxilio de sus facultades, ha sabido elevarse el hombre por sí propio a la asombrosa altura de su fortuna presente. Y hubiera sido muy dichoso si, observando escrupulosamente la ley impresa a su ser natural, llenase con fidelidad su único y verdadero objeto. Pero, por una imprudencia funesta, habiendo unas veces desconocidos y otras traspasado sus límites, se ha confundido en un laberinto de errores e infortunios; y el amor de si mismo, ya ciego, ya desarreglado, ha venido a ser un principio fecundo de calamidades.

4 de mayo, 2.011

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Recuperación de la memoria: «Pepito Alberti»

Con Pepe, en la Librería Alberti, en la calle Alquiladores, punto de encuentro de la disidencia en el periodo previo al cambio político.

Hace tiempo que el virus de la amnesia se instaló en la memoria colectiva, este desorden mental nos llevó al olvido de las hoy, personas anónimas, pero que en su día estaban en primera línea de la lucha por las libertades y la democracia. Sería de justicia un reconocimiento a sus aportaciones desinteresada a esta causa.

José  Gutierrez Ponce,  más conocido como «Pepito Alberti» por aquello del nombre de su librería es una de estas personas olvidadas y poco reconocidas.

En 1973 había que tener mucho valor para poner de nombre a su librería; LIBRERIA ALBERTI, cuando vuelvo de vacaciones forzosas quiero conocerlo y allí  me recibe en la trastienda y veo a muchos jóvenes que más adelante jugaron un papel importante en la vida cultural y política.

Yo creo que con la apertura de la librería se dio un salto cultural progresista de los más importante de esta población. No es que no hubiese colectivos culturales, pero del nivel de esta no. Allí se podía encontrar libros prohibidos editados por Ruedo Ibérico, más adelante fue centro de distribución del Mundo Obrero y punto de contacto de todas las fuerzas políticas incipiente.

Pepe organizó conferencias semi-permitidas, por primera vez trajo a un Carlos Cano desconocido, al Grupo Jarcha y algunos más; batalló con denuedo por traer al máximo exponente del cantaor flamenco de denuncias Manuel Gerena, siendo prohibido una y otra vez.

Con su ingreso en PCE fue el responsable directo de los actos culturales del mismo: organiza el acto multitudinario en el polideportivo, Manuel Gerena y Carlos Cano. El festival de los Cantes de los Pueblos Ibéricos, éxito absoluto llenando la Plaza de Toros.

Lo daba todo,  y  no quería nada. Yo creo que si Pepe hubiese ido en las lista para las elecciones de 1979, (que no quiso) y hubiese llevado la concejalía de cultura, la cultura en El Puerto tendría otros derroteros.

Pero como tantos otros fue devorado por los advenedizos.

El Puerto de Santa María, 18 de marzo de 2011.

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Con Diego Ruiz Mata.

En esta fotografía de Jorge Roa, aparezco con el Catedrático de Arqueología de la UCA, Diego Ruiz Mata, entonces director de las excavaciones del Yacimiento Arqueológico de Doña Blanca, (S. VIII a.C,), después de participar en el programa de Canal Sur, ‘A Pleno Sur’, realizado desde Puerto Sherry en agosto de 1988, presentado por Andrés Caparrós.

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